miércoles, 12 de agosto de 2015

Be water...


Un puerto digno de la burbuja inmobiliaria, separa el arenal en dos, a la izquierda inmensos arenales engordan protegidos por el malecón, a la derecha cada Semana Santa el Mediterráneo engulle toneladas de arena como tributo a Neptuno.

Cosas del destino, la casa que hizo mi abuela hace más de medio siglo, está en el lado oscuro de la fuerza, con lo que en el estío, la playa es un batiburrillo de sombrillas cual castillos defendiendo cada centímetro de sus aledaños, ay de ti como se te ocurra ir sin esa armadura...

Es en Málaga donde las heladas aguas atlánticas se calientan al entrar en contacto con los miles de madrileños sedientos de poner sus lorzas a remojo, los niños juegan a acariciar con sus tablas de body board las domadas olas, que de atlánticas tienen el recuerdo de una vida anterior, mientras los corrillos de abuelas, mastican las imprudencias de los otros niños que no son sus nietos...

En eso, intentar concentrarse en leer un libro, es tarea de titanes, por lo que decido poner agua de por medio, y zambullirme en las aguas semi heladas, que desde hace unos días, lo son menos, al estar el cielo nublado desde que amanece, por lo que los 24 grados del agua, parecen más calientes ahora que Lorenzo aflojo el gas y nos da mantequilla.

Tras nadar unos cien metros a crol, descanso al oír sólo un run run de fondo humano, casi convertido en susurros del viento... Aprovecho para descansar poniéndome boca arriba, haciéndome el muerto, con los brazos y las piernas estiradas, con las orejas dentro del agua, para que el silencio sea absoluto.

Gracias al valls que bailan las nubes con Lorenzo, he tenido el privilegio de asistir a una danza donde los rayos jugaban a traspasar las nubes, mirando extasiado, he cerrado los ojos, flotando, en el vientre de la madre tierra, en plenitud de mi ser, sabiendo que la corriente me llevaría a la orilla y que estaba en zona balizada, me he relajado concentrándome en mi respiración, puede que sea la versión "be water my friend" del tan de moda Mindfulness actual. 

Al despertar, el sentimiento que me surge es seguir nadando otros cien metros al horizonte, descansar y seguir, pero el respeto a La Mar, me lleva a tierra. 
 
De nuevo, entre el bullicio suena el móvil, "¿Eres Gonzalo? He visto tu web y necesito ayuda para..." Bastan un par de llamadas para poner de nuevo la maquinaria en marcha que me aleje por unos días del ovejismo playero... Tres días en el placentero Madrid en agosto dan para mucho, gracias a los varios millones que abarrotáis las playas cuando os lo dicen. Ahora de nuevo bajando al Matrix playero, pero con las pilas cargadas para hacer mucho be water Mindfulness y creando la estrategia para el nuevo lanzamiento.

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