martes, 3 de febrero de 2015

Mi teeeesoooooroooo



La semana pasada Charly Sarti me decía que las buenas historias tienen que mantener la tensión y cierto misterio, para que las personas la compren. ¿Ocurre lo mismo con la innovación? ¿Hay que seguir el modelo de Apple de plataforma cerrada y ocultismo? 

He trabajado en entornos de innovación, donde ocupaba más folios el contrato de confidencialidad, que el presupuesto, pero una cosa, son los procesos en los que se está creando valor empresarial, y otra la actitud tan fomentada en el ámbito universitario. Todavía me acuerdo de las palabras de una estudiante de diseño, que declinó mi invitación a participar en una exposición en IFEMA con todos los posibles empresas que la podrían contratar como diseñadora "no lo llevo porque me lo van a copiar"... ¿Qué sistema educativo tenemos que le hacía pensar que era la poseedora de la verdad universal?

Lo bueno de está crisis es que nos ha bajado los humos, con la disrupción de lo digital, no nos queda otra que confiar en equipos externos, sin los cuales complicado, hacer el camino al mercado. Como me pasó hace unas semanas, a veces la innovación es llevar un servicio a un sector diferente. Así que pedí presupuesto a varios desarrolladores de aplicaciones, en base a un detallado briefing que les envié con los detalles del modelo de negocio, el funcionamiento, los premios... Vamos que lo pueden hacer sin mí, pero también sé que hay millones de aplicaciones zombies en la AppStore. Por ello, no sólo hay que desarrollar la app, sino que hay que conectarla con las personas que la buscan. Por lo que el tesoro no es tal, hasta que lo extraes del barco hundido y lo traes a puerto, aunque el diablillo que llevamos dentro, te haga dudar, pero ese es el poder del anillo, contra el que hay que luchar. 

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