Hoy me he
desayunado con la grata noticia de que una de mis fotos ha batido según Google
Maps un récord de visitas a un bar malagueño del que ni me acordaba, y viendo
la fecha, he empezado a recordar sirven raciones que cumplen la triple B:
Buenas, bonitas y baratas.
Bien, aparte de
la mini subida del ego, ¿qué más me aporta? ¿Aportar a la comunidad? Eso ya lo
hago de por sí, me enseñaron al placer de dar sin recibir nada a cambio. De ahí lo de conectar. Además,
paso de ir de foodie influencer y comer por el careto, por mucho que la mayoría
de la gente que me sigue en Instagram lo haga por ver donde mis amigos me
descubren sus bares, como el caso.
A su Vez, acabo
de leer el artículo de M. Victoria S. Nadal en El País Retina, donde plantea
que los datos anonimizados que cedemos a las empresas, gracias al bigdata están
siendo compartidos con instituciones como los ayuntamientos para poder conocer
mejor escenarios como un atasco y crear una estrategia que lo resuelva, o con
la ONU. Mi en línea con el anuncio de una marca de telefonía que va a compartir su big data con las
empresas.
Todo ello, me
parece muy bien, pero se olvidan de la fuente de todo, los creadores y productores,
más que de los datos, de los patrones de comportamiento, que son privados y los
crean de forma individual todas las personas que están trabajando en
estas compañías e instituciones.
Recuerdo la frase de Peter Norvig en el libro “¿Quién controla el futuro?” de Jaron Lanier “mucha gente aportaría valor a la sociedad de maneras novedosas sino tuviera que preocuparse tanto por llegar a final de mes”.
Por tanto,
planteo a empresas como Telefónica y su cuarta plataforma que cierren el
círculo y construyan la casa por los cimientos, gamificando los patrones de
comportamiento de sus clientes y de sus empleados.
Es decir, un
modelo de negocio CC2B2S donde el cliente y creador le ceda sus patrones de
comportamiento a una empresa, de forma consciente y transparente, la cual tras
gamificarlos, premia a los que son más útiles y ésta los comparta a su vez a
una institución, la cual, puede volver a premiarle a la persona cliente y
creadora de la misma, o a la comunidad.
Un dato de por sí,
creo que esta en unos 7 céntimos de euro, si en un patrón de comportamiento
diario de una persona que se librara de un atasco por ir salir a otra hora a lo
largo de un mes tuviera 1.000 datos, estaríamos hablando de 70 €. Si analizas
10 acciones más cotidianas, te pondrías en el salario mínimo interprofesional. Por tanto, sería
una forma de no tener que implantar la renta mínima, y no engordar el concepto abstracto
de la deuda. Vale, no todo el mundo es un crack en todo, pero me apuesto algo a que en tu hobby eres muy bueno/a, y puede que ese talento se esté desperdiciando porque no se nos ha ocurrido como canalizarlo y premiarlo.
No soy especialista,
pero puede que aparte del big data rudimentario actual, sobre blockchain se
podría potenciar este método, y si hacemos una blockchain pública de los
habitantes de un país, podríamos pasar a un modelo CC2S, donde el cliente
creativo aporta patrones de comportamiento directamente a la sociedad a través
de las instituciones.
La clave de
blockchain es que es un libro contable entre más de dos personas, oferta y
demanda, por lo que si nos vamos de cañas y un amigo se pone ciego a copas,
cuando flipemos con la cuenta final, no necesitaremos que el camarero nos diga
quien ha sido, en cada ronda nuestros monederos virtuales sabrían qué tiene que
pagar cada uno.
Si, planteo una
cuestión nueva, ¿es posible aportar valor satisfaciendo necesidades a la sociedad
sin que exista las empresas? Pudiera ser, pero somos seres sociales y
necesitamos salir de casa y pasar el rato con otros congéneres. ¿Te imaginas que los lunes salieras de casa para hacer una barbacoa con los amigos y te pagaran por ello?
Aquí, Alastria
puede jugar un papel esencial como laboratorio, pero si se respete la
primigenia idea de Alex y Andrea. Para hacerlo más atractivo a blockchenianos que viven acá y sabían a primeros de diciembre que el bitcoin iba a caer de forma salvaje.
go gO GO!